13 ago 2009

Vaya, es jueves.

A las seis de la mañana aún estaba rendida, tanto sexo la había pillado desentrenada. El alcohol sin embargo había perdido su influencia sobre ella dejando paso al mareo matutino propio de la resaca. Notaba un ligero dolor en las costillas, como si le hubiesen pegado una paliza. La verdad, era bastante probable. Observó ausente los cardenales de sus brazos y los pequeños pinchazos por los que horas antes entraban al trote las drogas, quizás sin que ella se diera cuenta.
Se sentó en la cama, iluminada solo por los pequeños puntos de luz que se colaban entre las persianas. Sin más, se dejó caer, como tantas otras veces.
Para no variar estaba sola. Quizás lo hubiera estado toda la noche. Quien sabe.
Estiró vagamente el brazo hasta alcanzar la botella de la mesita de noche.

- Ven aquí Jack Daniel's. - Dijo con voz ronca - Una mañana más... eres lo único que me queda.

Y bebió a morro, llevandose consigo el sabor a hombre o mujer extraño, a cigarrillos ilegales y a soledad matutina.

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