Quizás sea el momento de dejarte marchar. Parece mentira, quien nos lo iba a decir... te has hecho mayor entre mis brazos. Te has hecho fuerte,
más si cabe. No creo que me necesites y,
no te voy a engañar, el poco orgullo que me queda hace imposible que te diga lo mucho que aun te necesito yo a ti. Así que adelante,
puedes irte. No cierres la puerta al salir, por si algún día quieres volver a recordar viejos tiempos, pero arrímala, que no quiero que toda la escalera se entere de que te echo de menos.
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