Estaba sumergida en un estado febril. Ese típico calor agobiante. Pesado.
El sudor bañaba su cuerpo como su propia piel, "una piel un tanto pringosa" pensaba.
Se miró al espejo y se asustó de lo que vió, su propia imagen parecía reacia a reflejarse. O quizás veía borroso con sus ojos llorosos y pupilas dilatadas.
Bonitas ojeras - dijo en voz alta.
¿ Cómo era aquello que decía... ? - pensó- yo te voy a dar ardor...
Se dió la vuelta y observó el cadaver sobre su cama, recostado junto al remolino de sábanas húmedas que acababa de abandonar.
-...Asesinato, la ultima pasión del crimen. Sonrió y volvió a la cama.
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